Para salir del atolladero en el que se ha sumido nuestro pensamiento, hay que volver a partir de una observación autónoma de la realidad. Resulta esencial discernir entre los mensajes contradictorios con los que nos bombardean. Muchas veces es sencillo: basta con recordar los eslóganes que se repiten y compararlos con los anteriores o memorizar las frases pronunciadas por los varios líderes mundiales. Ya ni siquiera pueden seguir el ritmo… y así caen en continuas contradicciones. Esto ocurre en el ámbito social y, por consiguiente, en el cultural, donde los géneros y los temas se repiten con muy poca novedad, sin ninguna reflexión epistemológica.
En este contexto, la ocasión del centenario del Manifiesto del Tactilismo surge de forma disruptiva (como siempre lo ha sido para el Futurismo). Aunque para ser exactos son 101 años, pero, dados los habituales aplazamientos postpandemia, se nos perdonará la demora.
De hecho, el 14 de enero de 1921, Filippo Tommaso Marinetti presentó el Manifiesto del Tactilismo ante el público del Théâtre de l’Oeuvre de París. El Manifiesto representaba una especie de guía para redescubrir el contacto con el mundo tras la Gran Epidemia. La gente ya no sabía cómo afrontar la vida, estaba asustada, disociada. ¿Cómo redescubrir el contacto con el mundo sin tenerle miedo, sin temerlo ni devorarlo? Nosotros también hemos aprendido a ser cautelosos, a usar máscaras, a protegernos, a evitar al enemigo. Ahora, como sugirió Marinetti en su momento, debemos retomar lentamente el sentir y reeducar el cuerpo a la experiencia de la novedad, tratando de mejorar la comunicación entre los seres humanos a través de la epidermis. El público al que se dirigía no es diferente al de la sociedad actual, llena de incertidumbre, necesitada de ser reeducada en el contacto. (Valentina Ferri, Tattilismo, FVE Editori, Milano, 2020)
Será una oportunidad no sólo para conmemorar un acontecimiento importante, sino también, quizás, el momento oportuno para intentar derribar las piedras angulares de la cultura occidental contemporánea, incapaz ya de expresar los grandes cambios que estamos experimentando.
¡Preparémonos! Estaremos allí.