En un mundo como hoy es cada vez más difícil sorprenderse por alguien o algo: parece que hemos visto o hecho de todo. Sin embargo, cuando miramos hacia el cielo y nos perdemos en las estrellas o cuando realmente nos enamoramos, sentimos una especie de vértigo interno que nos lleva a la consternación.
La lengua española designa con “estupefacto” alguien que está como atónito, pasmado, asombrado, admirado, desconcertado, sorprendido, maravillado, etc..
Estos poemas atañen precisamente a la expresión de este sentimiento. Me gustaría vivir hasta el último de mis días manteniéndome estupefacto ante alguien o algo, mirando un árbol acariciado por el viento, el mar murmurando sus cuentos o los ojos de un niño reflejándose en el cielo.
Con la ayuda de mi hija Sara, he intentado también interpretar visualmente estas sensaciones, combinando una selección de nuestras fotografías originales. Asimismo, se advierte a los lectores que estos versos son destinados a la lectura en voz alta, como en la tradición del Futurismo, así como subraya Lupe: “La importancia de la “palabra hablada” en el cumplimiento del evento creativo y no tan solo (o no sólo) gesto histriónico, sino bien mediación indispensable para dar vida verdadera (aunque efímera: como es de un arte que no quiere convertirse en clásica) a las palabras escritas del poeta futurista.” – Luigi Pennone (Lupe) – Prefazione alle poesie di Farfa (Savona, 1970)