Historia

Después de este largo periodo de aislamiento y angustia, creo que todos buscamos un poco nuestras raíces en el pasado. Necesitamos el consuelo de la historia de nuestros lugares, con todos sus momentos felices y no tan felices. Uno a uno, destilados a través de una memoria colectiva que, para bien o para mal, seguimos compartiendo. El encierro, al eliminar o abrumar nuestro ritmo de vida, nuestros hábitos, nuestros encuentros cotidianos, ha cortado de alguna manera las raíces de nuestra existencia. Desgraciadamente, la metodología histórica a menudo queda atrapada en el idealismo o en un cierto historicismo etnocéntrico, perdiendo de vista la dimensión cotidiana. Remitiéndome a la enseñanza de los historiadores franceses y en particular a la de Fernand Braudel, en el relato histórico he intentado sin cesar privilegiar las pequeñas cosas de la dimensión humana de una época, dejando de lado los contenidos ya archiconocidos.